jueves, 20 de diciembre de 2007

Crisis intelectual y necesidad de un espacio

Indagando un poco sobre las cualidades de cualquier persona, encontramos variedades, y sin recurrir a un estudio académico profundizado, nos daríamos cuenta que el anhelo de encontrar un espacio seguro se ha hecho determinante en estos tiempos así, esto implique dejar a un lado actividades que puedan darnos mayor relevancia con el tiempo o hagan impredecible el futuro.

El espacio, específicamente el laboral, puede definirse como un lugar que ocupa, transforma o adapta una sociedad para sus ciudadanos con fines económicos y sociales. No sin antes destacar que también puede ser visto como un medio donde obligatoriamente recurrimos para lograr un sustento que nos permita seguir viviendo; así realicemos algo contrario a nuestros gustos.

La trascendencia y protagonismo que tienen el conocimiento y la intelectualidad, se han visto opacadas en el nuevo milenio como resultado de la necesidad y la globalización. Sin medir el grave daño que ocasiona la poca preparación académica en una sociedad donde la mayoría se ve obligada a buscar cualquier trabajo, comprar los bienes que pueda obtener y refugiarse -si es posible- bajo el amparo de los diezmos que resultan ser las tardías pensiones estadales. Impulsando, como consecuencia, una crisis social por la prosperidad avasallante del oportunismo y el auge en la búsqueda de un puesto que asegure trabajar poco y sacar mucho. Algo parecido a lo que hacen pequeños animales al aferrarse fielmente a otro mucho más grande que los alimente.

Los intelectuales, escritores, artistas e investigadores como sujetos transformadores, creadores de nuevas formas de pensamiento y líderes de la sociedad, han disminuido considerablemente en Venezuela. Pasando desapercibidos por la exclusión de la mayoría ante las diferencias, la poca calidad de las instituciones educativas, desconocimiento de la propiedad intelectual, explotación por organismos privados de sus cualidades y el interés de las nuevas èlites de aislar a todo aquel que critique o se muestre contrario a quebrantar su dominio sobre la masa. Viéndose obligados -los pocos que surgen de la vacuidad- a escoger entre un puesto seguro, pero deficiente por sus cualidades, o emigrar a otro lugar donde pueda ejercer de forma categórica su papel transformador. Antes de ceder a las intenciones del poder, que ignora a un individuo valioso para al país, pero turbulento para una mayoría , que a toda autoridad favorece mantener anestesiada.

Hoy en día, un número considerable de dirigentes en las principales instituciones públicas y privadas de Venezuela, no obtienen sus cargos de los clasificados publicados en los periódicos nacionales donde diga: “Se busca ministro o empresario con cualidades en el manejo de dinero y lucha contra la corrupción”. Por el contrario, son elegidos mediante la obsoleta dedocracia, resultando los militares los más beneficiados de la escogencia en las instancias gubernamentales, quienes debido a sus cualidades para solo obedecer y recibir órdenes, han sustituido al sector civil en el manejo de las principales instituciones de la nación. Esto nos impulsa pensar, que así como un militar dirige un ministerio ¿Podrá un civil ser general de división?

Necesitamos el protagonismo, en las instituciones más importantes, de individuos pensantes, comprometidos con el país, tolerantes de las diferencias sociales y políticas. Para derrumbar de una vez por todas las murallas del vicio y la corrupción, que abundan en los espacios donde la conformidad, dependencia e hipocresía se han hecho costumbre.

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