viernes, 7 de diciembre de 2007

Génesis y Amplitud de un Eterno Problema

Las instituciones modernas pueden definirse como instancias donde la sociedad con sus características organizativas, deposita en algunos ciudadanos ciertas responsabilidades para así dividir las actividades de cada quien, y de esa forma lograr “supuestamente” la mayor suma de felicidad posible. Siempre y cuando, apegados a las mismas, puedan realizar limpiamente su labor, sin distinciones que a futuro desfiguren la verdadera función para lo cual fueron creadas.

Las ondas de las ideas europeas del siglo de las luces, impulsadas por el éxito de algunas instituciones, llegaron a estas tierras de la mano de muchos baluartes, que en su interés de otorgar al continente nuevas organizaciones, hicieron de las instituciones el pilar fundamental para fortalecer la estructura de la naciente política latinoamericana luego de la independencia en muchos de sus países. Sin embargo, las deformaciones que han tenido, y tienen, han llevado a muchos a una extensa discusión, para encontrarle un sentido razonable al fracaso gradual que han sido a lo largo de la historia, y buscar nuevos elementos que hagan de éstas la base sólida de nuestra pluralista sociedad.

Como resultado de variables locales y una seudo cultura existente, muchas instituciones se han convertido en lugares privilegiados para los mayores fraudes que afectan la sociedad actual, llegando a ser un tema común los relatos de muchos casos de despilfarro y fuga de dinero, donde los culpables “brillan por su ausencia”.

Si existe una institución que ha logrado sobrevivir a lo largo de la historia de nuestro continente a las crisis económicas más agudas o a los gobiernos más estrictos, a pesar de no poseer una estructura definida, es la corrupción. Esta, por su agilidad para infiltrarse en todos los organismos casualmente los públicos y en cualquier tipo de gobierno, se ha ganado la distinción de ser una de las bacterias sociales que ha producido un cáncer tan agudo, que ha pasado de ser un problema, para convertirse en un sistema aparte en cualquier país al sur del río Bravo, algo parecido a una organización con muy buen camuflaje. Y no es que la misma sea partícipe de los errores gubernamentales sino, que obedece a condiciones históricas y culturales que tienen su génesis en el continente americano desde las primeras organizaciones coloniales, que debido a lo distante de los altos funcionarios, dieron impulso a un modo de vida que todavía tiene muchos herederos, los cuales emiten en coro desde el edificio de los tratos y la burocracia la famosa frase: “se acata, pero no se cumple”…

El problema de la corrupción en los organismos públicos no conoce de nacionalidad ni fronteras, y existen en los países más pobres hasta los más desarrollados, donde presentan altos índices según el último informe del Banco Mundial. En algunas naciones, para frenar dicho problema, han optado por la utilización de leyes que en casos considerables conducen a la ejecución del corrupto, tal cual como ocurrió en mayo de este año, cuando el ex director de la Administración y los Medicamentos en China, Zheng xiaoyu fue ejecutado por recibir aproximadamente 700.000 dólares en sobornos por parte de empresas farmacéuticas. ¿Hace falta una ley así por estos lados? no lo sé.

Lo que comenzó como simples vivezas para la compra de un título nobiliario en la naciente sociedad del nuevo mundo, hasta los más exagerados robos de cuello blanco, se convierten en una letra más para la Biblia de casos que se recuerdan como síntomas de una enfermedad que todavía padecemos. Hoy, en pleno siglo XXI esperamos la cura para ese virus, aunque no sabremos si la ciencia lo logre, por su capacidad de mutarse y cambiar de colores. Quien lo consiga, un Nobel debe merecer.

En Venezuela, las ondas nocivas de la corrupción irradian con gran magnitud en casi todos los momentos históricos, una típica noticia de entretenimiento en los principales medios de comunicación acompañada con la pérdida de grandes sumas de dinero, pírricas investigaciones que terminan llenas de polvo en un lugar aislado y calabozos vacíos. Tanto hoy como ayer, son muchos los casos donde el “amiguismo” y el “ méteme ahí” son elementos comunes, considerando que no solamente se es corrupto raspar la olla” y comprar otra nacionalidad sino, el tráfico de influencias que permite la obtención de opulentos cargos públicos al amigo, del amigo, de mi amigo, que a la final es “pana” del ministro tal. Así, se limita la meritocracia en los puestos públicos vitales para una nación, e impulsa, con mayor intensidad la decadencia y la poca utilidad de las instituciones gubernamentales, permitiendo la apatía a las mismas por parte del ciudadano común. Aún sin embargo, existen entes serios que han podido lidiar con este síntoma a pesar que muchos, en el seno de ellas, están pendientes del “chanchullo” y suelen pedirle a Dios con oraciones y súplicas, “que no les dé, sino que los ponga donde hay”...

No hay comentarios: